La ecología no tiene un prejuicio inherente contra las especies no nativas. Los ecologistas comprenden la importancia de todas las especies, independientemente de su origen, para mantener ecosistemas saludables. Sin embargo, las especies no nativas pueden volverse invasoras, lo que significa que se propagan rápidamente y causan daño a las especies y ecosistemas nativos. Las especies invasoras contribuyen al declive y extinción de las especies nativas, alteran los ecosistemas y cuestan miles de millones de dólares en pérdidas económicas. Como resultado, los ecologistas pueden centrar más atención en los efectos negativos de las especies no nativas que en sus beneficios.
Es importante recordar que la ecología se basa en evidencia científica y no discrimina a ninguna especie por su origen. Los ecologistas son objetivos a la hora de estudiar y gestionar las especies y sus impactos en el medio ambiente. Priorizan el bienestar de los ecosistemas y la conservación de las especies nativas, lo que a veces puede implicar la gestión o el control de especies no nativas que están causando daño.