Cambio de topografía: Las alteraciones en el paisaje que rodea un humedal pueden afectar su hidrología y su capacidad de retención de agua. Por ejemplo, si se construye una carretera a través de un humedal o si el terreno se rellena para su desarrollo, el humedal puede verse privado de sus fuentes naturales de agua y volverse más seco.
Aumento de la evapotranspiración: La evapotranspiración es el proceso combinado de evaporación y transpiración de las plantas, que libera vapor de agua a la atmósfera. Si la temperatura y la humedad en el área alrededor de un humedal aumentan, la tasa de evapotranspiración puede aumentar, lo que lleva a una disminución de los niveles de agua en el humedal.
Invasión de vegetación: El crecimiento excesivo de ciertas especies de plantas, particularmente especies invasoras, puede alterar la composición y estructura de la vegetación del humedal. Esto puede conducir a un mayor consumo de agua y una reducción de la capacidad de retención de agua, lo que resulta en un humedal más seco.
Contaminación: La descarga de contaminantes, como fertilizantes, pesticidas y aguas residuales industriales, en un humedal puede degradar la calidad del agua y afectar la salud de las plantas y animales del humedal. Esto puede alterar el ecosistema del humedal y su capacidad para retener agua.
Cambio climático: Los cambios a largo plazo en los patrones climáticos, como el aumento de las temperaturas y la alteración de los patrones de precipitación, pueden tener profundos impactos en los humedales. El aumento de las temperaturas puede acelerar la evaporación y reducir los aportes de agua, mientras que los cambios en los patrones de precipitación pueden alterar el equilibrio hídrico natural del humedal.