Si bien el crecimiento de la población humana a menudo se asocia con una disminución de las poblaciones de carnívoros africanos, hay algunos casos en los que el aumento de la presencia humana en realidad ha beneficiado a los depredadores. Por ejemplo, el aumento del número de ganado en ciertas áreas ha generado más presas para los carnívoros, lo que ha reducido los conflictos entre humanos y vida silvestre y ha sustentado a las poblaciones de depredadores. Es crucial equilibrar los esfuerzos de conservación con el bienestar de la comunidad en interacciones complejas entre humanos y vida silvestre.