Aumento del almacenamiento en zonas aluviales:
Los ríos confinados tienen un espacio limitado para fluir durante las inundaciones, lo que genera niveles de agua más altos y un mayor riesgo de inundaciones. Liberar estos ríos les permite desbordarse hacia sus llanuras aluviales naturales, almacenando el exceso de agua y reduciendo las inundaciones río abajo.
Velocidad de flujo reducida:
Cuando los ríos se enderezan, el agua fluye más rápido, aumentando su poder erosivo y el riesgo de erosionar cauces y orillas. Liberar los ríos les permite serpentear de forma natural, lo que ralentiza la velocidad del agua, reduce la erosión y protege los ecosistemas ribereños.
Control de erosión:
Los ríos serpenteantes crean curvas y remolinos que ayudan a atrapar sedimentos, evitando que sean arrastrados río abajo. Este proceso natural reduce la sedimentación en áreas aguas abajo, protegiendo la infraestructura y los hábitats acuáticos.
Calidad del agua mejorada:
Los sistemas fluviales naturales filtran los contaminantes y proporcionan un hábitat para los microorganismos que descomponen las sustancias nocivas. La liberación de ríos ayuda a restaurar estos procesos naturales, lo que conduce a una mejor calidad del agua río abajo.
Ecosistemas acuáticos mejorados:
Los ríos de liberación proporcionan hábitats adecuados para peces nativos y otras especies acuáticas que prosperan en cursos de agua serpenteantes. Esto mejora la biodiversidad, apoya el equilibrio ecológico y mejora la salud general de los ecosistemas fluviales.
Beneficios culturales y recreativos:
Restaurar el caudal natural de los ríos también puede aportar beneficios culturales y recreativos. Los ríos serpenteantes suelen ser más agradables desde el punto de vista estético, ofrecen oportunidades para actividades recreativas como pesca y paseos en kayak, y tienen un significado cultural para las comunidades indígenas.
Al reconocer las limitaciones de las medidas de control de inundaciones que confinan los ríos y adoptar enfoques alternativos como la liberación de ríos, las comunidades pueden desarrollar resiliencia contra futuras inundaciones y al mismo tiempo preservar la integridad ecológica y la belleza natural de los ríos de Nueva Zelanda.