En América del Norte, los conejos son animales solitarios que no muestran cooperación ni defensa territorial, rasgos que se encuentran comúnmente en las especies domesticadas. La domesticación requiere especies con dietas flexibles, tolerancia al cautiverio y estructuras sociales que permitan la vida en grupo. Los conejos del Nuevo Mundo carecen de estas características, por lo que nunca fueron candidatos ideales para la domesticación. Además, los conejos en el Nuevo Mundo eran menos abundantes y más dispersos que sus homólogos del Viejo Mundo, lo que hacía que la domesticación a gran escala fuera aún más difícil. Como resultado, los nativos americanos nunca adoptaron conejos como fuente de alimento ni para ningún otro propósito, en contraste con la historia de la domesticación de conejos en Europa y Asia.