Un nuevo estudio ha descubierto que los árboles de hoja ancha son menos sensibles al calentamiento global de lo que se pensaba anteriormente. El estudio, publicado en la revista Nature Climate Change, encontró que los árboles de hoja ancha en el hemisferio norte han aumentado su crecimiento en un promedio del 25% desde 1900, incluso cuando las temperaturas han aumentado.
Este aumento en el crecimiento se debe a una serie de factores, que incluyen mayores niveles de dióxido de carbono, deposición de nitrógeno y temporadas de crecimiento más largas. Estos factores han contrarrestado los efectos negativos del aumento de las temperaturas, como el estrés por calor y la sequía.
Los resultados del estudio son una buena noticia para la lucha contra el cambio climático, ya que los árboles de hoja ancha desempeñan un papel importante en la absorción de dióxido de carbono de la atmósfera. Sin embargo, los autores del estudio advierten que es posible que los árboles de hoja ancha no puedan seguir creciendo al mismo ritmo en el futuro, ya que es probable que los efectos negativos del aumento de las temperaturas se vuelvan más pronunciados.
El estudio fue realizado por investigadores de la Universidad de Leeds en el Reino Unido y la Universidad de Helsinki en Finlandia. Los investigadores utilizaron datos de más de 100.000 muestras de anillos de árboles para rastrear el crecimiento de los árboles de hoja ancha en el hemisferio norte durante los últimos 100 años.
Los hallazgos del estudio son consistentes con investigaciones anteriores que encontraron que los árboles de hoja ancha son más resistentes al cambio climático que los árboles coníferos. Los árboles coníferos, como los pinos y los abetos, han disminuido su crecimiento en un promedio del 10% desde 1900, ya que son más vulnerables al estrés por calor y la sequía.
Los autores del estudio dicen que los hallazgos resaltan la importancia de proteger los bosques latifoliados, ya que desempeñan un papel vital en la mitigación de los efectos del cambio climático. Los bosques latifoliados almacenan grandes cantidades de carbono y también proporcionan un hábitat para una amplia variedad de especies de plantas y animales.