Reducción del hielo marino: Los lobos marinos antárticos dependen del hielo marino para reproducirse, criar y descansar. Utilizan el hielo como plataforma para dar a luz y amamantar a sus crías, y también lo utilizan para escapar de los depredadores. Sin embargo, la crisis climática está provocando que el hielo marino se derrita a un ritmo alarmante, lo que dificulta la supervivencia de los lobos finos antárticos.
Cambios en la disponibilidad de presas: Los lobos marinos antárticos se alimentan principalmente de krill y peces. Sin embargo, la crisis climática está provocando que la distribución y abundancia de estas especies de presa cambie, lo que dificulta que los lobos finos antárticos encuentren alimento.
Mayor competencia: A medida que el hielo marino se derrite y las presas se vuelven más escasas, los lobos finos antárticos entran cada vez más en conflicto con otras especies de focas, como la foca leopardo y la foca de Weddell. Esta competencia puede provocar lesiones e incluso la muerte.
Enfermedad: La crisis climática también está provocando la propagación de enfermedades entre los lobos marinos antárticos. Por ejemplo, un estudio reciente encontró que la prevalencia de una enfermedad llamada virus del moquillo canino (CDV) ha aumentado en los lobos finos antárticos en los últimos años. El CDV es un virus altamente contagioso que puede causar una variedad de síntomas, que incluyen problemas respiratorios, diarrea y vómitos. En algunos casos, el CDV puede incluso ser mortal.
La crisis climática es una grave amenaza para el lobo fino antártico. Si no tomamos medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, esta especie podría enfrentarse a la extinción.