Rasgos de personalidad:
* Las mujeres tienden a ser más agradables que los hombres. La amabilidad se asocia con la voluntad de comprometerse y cooperar, lo que puede hacer que sea menos probable que las mujeres negocien salarios más altos o soliciten ascensos.
* Las mujeres tienden a ser más reacias al riesgo que los hombres. La aversión al riesgo puede llevar a las mujeres a elegir empleos peor remunerados pero menos riesgosos, o a tener menos probabilidades de iniciar sus propios negocios.
* Las mujeres tienden a tener niveles más altos de ansiedad social que los hombres. La ansiedad social puede hacer que sea menos probable que las mujeres hablen en las reuniones o pidan aumentos, lo que puede afectar su avance profesional y sus ingresos.
Normas sociales:
* Las normas sociales sobre los roles de género pueden influir en los tipos de trabajos que eligen mujeres y hombres, así como en la remuneración asociada a esos trabajos. Por ejemplo, es más probable que las mujeres trabajen en ocupaciones peor pagadas, como enfermería y enseñanza, mientras que los hombres tienen más probabilidades de trabajar en ocupaciones mejor pagadas, como ingeniería y derecho.
* Las normas sociales sobre los roles de género también pueden influir en cómo se percibe a las mujeres y a los hombres en el lugar de trabajo. Por ejemplo, las mujeres pueden ser consideradas menos competentes y menos merecedoras de salarios altos que los hombres, incluso cuando tienen las mismas calificaciones.
Estas son sólo algunas de las formas en que los rasgos de personalidad y las normas sociales pueden afectar la brecha salarial de género. Es importante comprender estos factores para desarrollar estrategias efectivas para abordar la brecha salarial y promover la igualdad de género.