Sin embargo, no todos los habitantes de una colonia de hormigas armadas son invitados bienvenidos. Entre estos visitantes no invitados, el más destacado es un grupo de escarabajos a los que informalmente se hace referencia como "mirmecófilos", es decir, gorrones de hormigas. Estos escarabajos, pertenecientes a la familia Staphylinidae, han desarrollado un notable conjunto de adaptaciones que les permiten no sólo infiltrarse en colonias de hormigas soldado sino también vivir armoniosamente dentro de estas bulliciosas sociedades.
El viaje de los escarabajos al santuario interior de una colonia de hormigas armadas comienza con un golpe maestro de engaño. Tienen la capacidad de secretar sustancias químicas que efectivamente les hacen "oler a hormigas". Estos susurros químicos, idénticos a los utilizados por las hormigas para comunicarse y distinguir entre amigos y enemigos, les otorgan un paso seguro hacia el corazón de la colonia.
Una vez dentro, los escarabajos adoptan una estrategia aún más audaz:el mimetismo. Modifican su apariencia para reflejar la de los legítimos residentes de la colonia. Sus cuerpos se alargan y adoptan la forma de una hormiga, e incluso adoptan la forma distintiva de caminar de las hormigas. En este estado hábilmente camuflado, parecen mezclarse perfectamente con las bulliciosas masas, sin ser detectados por los guardianes de la colonia.
Los beneficios de esta infiltración son múltiples para los escarabajos. Se les concede acceso a un suministro de alimentos casi ilimitado, ya que las hormigas soldado son cazadoras voraces y a menudo derriban presas mucho más grandes que ellas. Los escarabajos simplemente hurgan en los restos de estas cacerías épicas, sin tener que contribuir al esfuerzo.
También disfrutan de la protección que les brindan los formidables soldados de la colonia, que defienden incansablemente su territorio de los intrusos. Así, los escarabajos viven como huéspedes protegidos en el corazón de una colonia de hormigas armadas, cosechando los beneficios de pertenecer sin compartir las responsabilidades.
Las propias hormigas soldado no parecen darse cuenta de estos gorrones que hay entre ellas. Es como si los escarabajos hubieran encontrado una manera ingeniosa de eludir el sistema de seguridad de la colonia, explotando las propias señales químicas y el mimetismo de las hormigas para vivir una vida de comodidad y abundancia dentro de su sociedad.
De hecho, estos escarabajos mirmecófilos han descubierto un nicho notable, explotando las complejidades de las sociedades de hormigas guerreras para su propio beneficio. Sirve como testimonio de las maravillas de la evolución y de hasta dónde llegarán los organismos para burlar y maniobrar en el competitivo mundo de la naturaleza.