Cómo los escarabajos errantes siguen evolucionando hasta convertirse en parásitos de las hormigas armadas
Cuando los estafadores tienen éxito, tienden a quedarse con lo que funciona. Pero en el mundo de los parásitos sociales, hay quienes adoptan un enfoque diferente. Estos estafadores están en constante evolución y cambian sus tácticas para mantenerse por delante de la competencia.
Uno de esos grupos de parásitos sociales son los escarabajos errantes. Los escarabajos errantes son pequeños escarabajos negros que se encuentran en una variedad de hábitats en todo el mundo. Muchos escarabajos errantes son depredadores o carroñeros, pero algunas especies han evolucionado para vivir en estrecha asociación con las hormigas guerreras.
Las hormigas armadas son hormigas nómadas que viven en grandes colonias. Son conocidos por su comportamiento agresivo y su capacidad para acabar con presas mucho más grandes que ellos. Los escarabajos errantes que viven con las hormigas guerreras han evolucionado para aprovechar este estilo de vida.
Las colonias de hormigas guerreras están en constante movimiento y los escarabajos errantes necesitan poder seguir el ritmo. Para ello, los escarabajos errantes han desarrollado una serie de adaptaciones, incluidas patas largas y un cuerpo aerodinámico. También tienen un órgano especial que les permite producir una sustancia química que imita las feromonas de las hormigas soldado. Esta sustancia química les permite moverse libremente dentro de la colonia sin ser atacados.
Además de sus adaptaciones físicas, los escarabajos errantes también han desarrollado algunas adaptaciones de comportamiento que les permiten vivir con las hormigas armadas. Por ejemplo, los escarabajos errantes han aprendido a evitar el comportamiento agresivo de las hormigas manteniéndose fuera de su camino. También aprendieron a aprovechar las estrategias de caza cooperativa de las hormigas robándoles comida.
La relación entre los escarabajos errantes y las hormigas guerreras es un ejemplo de evolución convergente. La evolución convergente ocurre cuando dos organismos diferentes desarrollan rasgos similares independientemente uno del otro. En el caso de los escarabajos errantes y las hormigas guerreras, ambos organismos han desarrollado rasgos que les permiten beneficiarse de la convivencia.
La evolución convergente de los escarabajos errantes y las hormigas soldado proporciona una visión fascinante de la evolución del parasitismo social. Muestra que los parásitos sociales pueden tener mucho éxito si son capaces de desarrollar adaptaciones que les permitan explotar los comportamientos cooperativos de sus huéspedes.