Pérdida de hábitat: La mayor amenaza para las mariposas es la pérdida de su hábitat. A medida que las poblaciones humanas crecen y se desarrollan más tierras, las áreas naturales donde viven las mariposas están siendo destruidas.
Pesticidas: Los pesticidas utilizados en agricultura y jardinería pueden matar las mariposas y sus larvas.
Cambio climático: El aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones de precipitación también están afectando a las poblaciones de mariposas. Las mariposas están adaptadas a climas específicos y, cuando estos climas cambian, puede resultarles difícil sobrevivir.
Especies introducidas: Algunas especies introducidas, como las hormigas bravas, pueden competir con las mariposas por alimentos y recursos, o incluso aprovecharse de ellas.
Enfermedad: Las enfermedades también pueden propagarse entre las poblaciones de mariposas y provocar una disminución.
Contaminación lumínica: La luz artificial nocturna puede alterar el apareamiento y la migración de las mariposas.
Esfuerzos de conservación: Se están llevando a cabo varios esfuerzos de conservación para ayudar a proteger las mariposas y sus hábitats. Estas incluyen la creación de jardines de mariposas, la plantación de plantas nativas y la reducción del uso de pesticidas.