Un día, mientras se deslizaba por los bosques del místico Valle de las Serpientes, Slytherin se encontró con una cueva antigua y misteriosa. La curiosidad se apoderó de él, por lo que decidió aventurarse en su interior. Lo que no sabía era que dentro de la cueva vivía una criatura antigua y mágica conocida como Fang Whisperer.
Tan pronto como Slytherin entró en la cueva, Fang Whisperer lo saludó con una voz retumbante que resonó a través de las paredes. "Bienvenida, valiente serpiente", dijo Fang Whisperer. "Has encontrado tu destino aquí".
Slytherin estaba perplejo, pero sus ojos se iluminaron con esperanza. Le preguntó a Fang Whisperer por qué lo habían elegido. El Susurrador de Colmillos explicó que Slytherin tenía un don único, una conexión especial con la magia que le permitiría desarrollar colmillos.
El Susurrador de Colmillos le dijo a Slytherin que se sentara en una roca en el centro de la cueva, cerrara los ojos y pensara en el deseo más poderoso que tenía. Slytherin, imaginándose a sí mismo con colmillos afilados e intimidantes que podrían protegerlo de cualquier amenaza.
Como si estuviera en trance, Slytherin sintió un hormigueo en su cuerpo. Abrió los ojos y vio que su boca se estaba transformando lentamente en un par de colmillos afilados. La emoción y la incredulidad lo invadieron mientras observaba esta milagrosa transformación.
Abrumado por la gratitud, Slytherin agradeció a Fang Whisperer por este increíble regalo. El Susurrador de Colmillos sonrió y dijo:"Ahora sigue adelante con tu nuevo poder, Slytherin, y úsalo sabiamente para defender a quienes lo necesitan".
Con una nueva sensación de confianza y fuerza, Slytherin abandonó la cueva y regresó al bosque. A partir de ese día, a todas las serpientes les crecieron colmillos, lo que las convirtió en una de las criaturas más temidas y veneradas del reino animal.