Se ha encontrado plástico en todas las partes del océano, desde la superficie hasta el fondo marino y desde los trópicos hasta los polos. Las fuentes terrestres de plástico representan la mayor parte de esta contaminación, y las bolsas, botellas, envoltorios, envases de alimentos y cubiertos de plástico se encuentran entre los artículos más comunes que se encuentran.
Estos objetos suelen flotar en la superficie del mar. A medida que viajan largas distancias, son empujados por el viento, las olas y las corrientes. Esto significa que tienen el potencial de causar daños mucho más allá del país de origen. Por ejemplo, se ha demostrado que los residuos plásticos terrestres procedentes de Indonesia viajan más de 4.000 kilómetros hasta las Seychelles.
A medida que viaja, la basura plástica puede causar daños a la vida silvestre. La megafauna (grandes animales marinos) puede comerla o enredarse en ella. El consumo de arena de plástico puede bloquear o dañar el tracto gastrointestinal de los animales, causando importantes impactos en la salud o la muerte.
Si bien los aparejos de pesca fantasma (redes de pesca perdidas que flotan libremente) son la amenaza de enredo más común para la megafauna marina, también pueden enredarse en plásticos de origen terrestre, como bolsas de plástico, frisbees, redes para patatas, bandas elásticas y otros plásticos circulares. Esto puede causar un trauma grave al animal y, en algunos casos, el enredo provoca la muerte.
Si el plástico se transporta hacia la costa, puede quedar atrapado o alojarse en ambientes poco profundos donde puede enredarse o cubrir hábitats de plantas o animales, causando daños. El enredo de plástico puede provocar roturas y, si cubre un hábitat, restringirá el acceso a los alimentos o a la luz.
En el Laboratorio Marino de Plymouth, nuestro equipo de investigadores marinos ha desarrollado un enfoque de evaluación de riesgos para comprender dónde esta basura plástica podría causar el mayor daño en el Atlántico Norte y de qué países se originó el plástico. Nuestra investigación destacó cinco áreas de alto riesgo:el Atlántico estadounidense, el Golfo de México estadounidense, el Reino Unido, el Atlántico francés y las Azores portuguesas.
En nuestro nuevo estudio, evaluamos el riesgo de la basura plástica de origen terrestre para la megafauna marina. Eso incluye aves marinas, ballenas y delfines, focas y leones marinos, manatíes y dugongos, tiburones y rayas, atunes y peces picudos. También evaluamos el riesgo para los hábitats de aguas poco profundas, incluidos los arrecifes de coral, los manglares, los lechos de pastos marinos, las marismas y los lechos de algas marinas.
Utilizando un modelo de seguimiento de partículas, rastreamos el flujo de basura plástica flotante liberada por los ríos de 16 países que bordean el Atlántico Norte entre 2000 y 2015 utilizando los datos más recientes disponibles. Cada mes se liberaban miles de millones de partículas virtuales en las desembocaduras de los ríos, y se utilizaban las corrientes superficiales y el viento para impulsar su movimiento. Después de 15 años de seguimiento, nuestro modelo nos mostró dónde era probable que se acumulara el plástico.
También evaluamos la vulnerabilidad de cada uno de los grupos de megafauna y hábitats de aguas poco profundas a este plástico. Para la megafauna marina, desarrollamos puntuaciones de vulnerabilidad cuantificando la cantidad de evidencia científica de ingestión o enredo en plástico de origen terrestre. Para los hábitats, desarrollamos puntuaciones de vulnerabilidad cuantificando la evidencia científica disponible de que este plástico causa daño al enredarse o asfixiarse.
Para evaluar el riesgo, mapeamos la vulnerabilidad y distribución de cada grupo de megafauna o hábitat frente a la abundancia de plástico. A cada punto dentro del mapa se le asignó una puntuación de riesgo de cero a cinco. El mayor riesgo se produjo en áreas donde un gran número de megafauna vulnerable o hábitats se superponían con altas concentraciones de plástico.
Descubrimos que gran parte de la basura plástica modelada que causaba riesgos en el Reino Unido procedía de ríos del Reino Unido. En otras zonas de alto riesgo, como las Azores y el Golfo de México de Estados Unidos, el plástico procedía principalmente de otras regiones. Se estima que más del 99% de la basura plástica en las Azores proviene de otros países, principalmente islas del Caribe y Estados Unidos.
El potencial de este plástico para viajar grandes distancias a través del océano hace que la gestión de este contaminante sea particularmente difícil. Se estima que más del 90% de los residuos plásticos en República Dominicana y Haití están mal gestionados. Estos residuos tienen el potencial de causar daños ecológicos en ambos lados del Atlántico.
Los países miembros de la ONU acordaron forjar un acuerdo internacional legalmente vinculante para abordar la contaminación plástica, llamado Tratado Global sobre Plásticos, y se espera que las negociaciones concluyan a fines de este año. Este estudio destaca la importancia del tratado para garantizar la cooperación internacional para reducir el consumo y el desperdicio de plástico, incluida la provisión de apoyo financiero para ayudar a las naciones de bajos ingresos, como las islas del Caribe, a implementar medidas. La identificación de zonas de alto riesgo también ayudará a priorizar las áreas donde se deben dirigir las intervenciones y el seguimiento.
Incluso si se implementan todas las medidas de intervención plástica, es probable que cantidades sustanciales de plástico sigan ingresando a nuestros océanos. Es probable que la producción, venta y distribución de muchos de los artículos de un solo uso se eliminen gradualmente en virtud del Tratado Global sobre Plásticos, a medida que las naciones tomen medidas para restringir los productos de plástico evitables.
Si bien las medidas globales son enormemente importantes en la lucha contra el plástico, las elecciones de los consumidores también desempeñan un papel importante. Reducir, reutilizar y reciclar el plástico son formas poderosas de reducir su huella de plástico. En ambos extremos del espectro, las decisiones tomadas a nivel internacional y doméstico pueden ser buenas noticias para la vida marina.
Proporcionado por The Conversation
Este artículo se vuelve a publicar desde The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.