* sobrecarga: La expansión hacia el oeste de la agricultura a fines del siglo XIX y principios del XX condujo al uso generalizado de técnicas de arado profundos. Esto perturbó las hierbas de la pradera naturales que mantenían el suelo en su lugar.
* sequía: Una sequía severa de 1931-1939 redujo significativamente la lluvia, secando aún más la capa superior del suelo ya vulnerable.
* vientos altos: Los vientos fuertes, comunes en las grandes llanuras, recogieron fácilmente la capa superior del suelo seca y seca, creando tormentas de polvo masivas.
Otros factores que contribuyeron:
* Agricultura de monocultivo: Plantando el mismo cultivo año tras año agotó los nutrientes del suelo y lo dejó susceptible a la erosión.
* Falta de rotación de cultivos: La ausencia de rotación, que habría introducido diversos cultivos y ayudado a reponer la salud del suelo, debilitó aún más la tierra.
* Falta de interruptores de viento: La limpieza de árboles y arbustos nativos para tierras de cultivo eliminó las barreras naturales que podrían haber ralentizado el viento y la reducción de la erosión.
El legado del cuenco del polvo:
El cuenco del polvo fue un marcado recordatorio del devastador impacto de las prácticas agrícolas insostenibles. Estimuló cambios significativos en las prácticas agrícolas, que incluyen:
* Tabra de conservación: Métodos que minimizan la alteración del suelo y dejan residuos de cultivos en la superficie para proteger el suelo.
* Rotación de cultivos: Plantando una variedad de cultivos para mejorar la salud del suelo y reducir la erosión.
* Breakbreaks: Plantando árboles y arbustos para romper el viento y proteger los cultivos y el suelo.
Estos cambios ayudaron a proteger a las Grandes Llanuras de los futuros eventos de Dust Bowl, pero las lecciones aprendidas siguen siendo relevantes hoy en día para abordar la erosión del suelo y la degradación de la tierra a nivel mundial.