La frecuencia más baja que un oído humano sano puede percibir es de alrededor de 20 hercios, mientras que la mayoría de los terremotos emiten ondas sísmicas con frecuencias inferiores a 1 hercio. Por lo tanto, no podemos escuchar los terremotos a través de nuestros oídos.
Los sismógrafos son instrumentos diseñados específicamente para registrar y medir ondas sísmicas. Pueden detectar y procesar estas señales de baja frecuencia, proporcionando información valiosa sobre la ocurrencia, ubicación, intensidad y características de los terremotos.