* Acción directa del oleaje: Cuando las olas golpean un glaciar, pueden romper trozos de hielo. Este proceso se llama parto. El parto puede ocurrir en cualquier época del año, pero es más común en verano cuando las olas son más grandes.
* Agua de deshielo: Cuando el sol brilla sobre un glaciar, derrite el hielo. Esta agua de deshielo puede luego fluir por el glaciar hacia el océano. El agua de deshielo también puede provocar la formación de grietas en el glaciar, lo que puede debilitarlo y hacerlo más vulnerable al desprendimiento.
* Submarino derritiéndose: Los submarinos con la capacidad pueden derretir la gruesa capa de hielo invernal del Océano Ártico en aguas abiertas en cuestión de segundos o minutos mientras viajan bajo el agua. Los glaciares también pueden derretirse desde abajo cuando entran en contacto con el agua cálida del océano. Este proceso se llama fusión submarina. El derretimiento submarino es uno de los principales contribuyentes al retroceso de los glaciares en muchas partes del mundo.
La combinación de estos tres procesos está provocando que los glaciares retrocedan a un ritmo alarmante. En algunas partes del mundo, los glaciares están retrocediendo hasta 100 metros por año. Este retroceso está teniendo una serie de consecuencias negativas, incluido el aumento del nivel del mar, la pérdida de hábitat de los animales polares y cambios en el clima global.
A continuación se muestran algunos ejemplos específicos de cómo el océano está devorando los glaciares:
* En Alaska, el glaciar Bering está retrocediendo a un ritmo de unos 150 metros por año. Este retroceso está siendo causado por una combinación de desprendimiento, agua de deshielo y derretimiento submarino.
* En Groenlandia, el Jakobshavn Isbrae está retrocediendo a un ritmo de unos 40 metros por año. Esta retirada se debe a una combinación de desprendimiento y derretimiento submarino.
* En la Antártida, el glaciar Pine Island está retrocediendo a un ritmo de unos 100 metros por año. Este retroceso está siendo causado por una combinación de desprendimiento, agua de deshielo y derretimiento submarino.
El retroceso de estos y otros glaciares es una grave amenaza para el clima global. Los glaciares almacenan grandes cantidades de agua dulce y, cuando se derriten, esta agua ingresa al océano. Esto puede provocar un aumento del nivel del mar, lo que puede dañar las comunidades y la infraestructura costera. El derretimiento de los glaciares también puede cambiar los patrones de circulación del océano, lo que puede tener un impacto global en el clima.
Es importante tomar medidas para abordar el retroceso de los glaciares. Podemos hacerlo reduciendo nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, lo que ayudará a frenar el ritmo del calentamiento global. También podemos apoyar políticas que protejan los glaciares y los hábitats de los animales polares.