El estudio fue realizado por un equipo internacional de investigadores dirigido por el Dr. Justin Jennings, genetista de la Universidad de Pensilvania. El equipo analizó el ADN extraído de los dientes de 106 personas que fueron enterradas en Machu Picchu entre 1450 y 1572 d.C.
Los resultados mostraron que los individuos enterrados en Machu Picchu procedían de una variedad de regiones del Imperio Inca, que se extendía por más de 2.000 millas de norte a sur. Esto sugiere que Machu Picchu no era sólo un retiro real para la élite inca, sino también un lugar donde personas de diferentes partes del imperio venían a trabajar y vivir.
El estudio también encontró que las personas enterradas en Machu Picchu tenían una amplia gama de ocupaciones, incluidos agricultores, artesanos y figuras religiosas. Esto sugiere que Machu Picchu no era sólo un centro político, sino también un centro de actividad económica y cultural.
Los hallazgos del estudio proporcionan nuevos conocimientos sobre la vida de las personas que vivieron en Machu Picchu y el papel que desempeñó el sitio en el Imperio Inca. Machu Picchu no era sólo un retiro real, sino una próspera comunidad de personas de todos los ámbitos de la vida.