Por ejemplo, el software interactivo para la educación física permite a los estudiantes simular experimentos, ajustar parámetros y observar resultados, lo que mejora su comprensión de fenómenos físicos complejos.
De manera similar, las experiencias inmersivas de realidad virtual pueden transportar a los estudiantes a las profundidades del océano o la superficie de Marte, brindándoles experiencias de primera mano que profundizan su comprensión del mundo.
Además, la tecnología interactiva proporciona retroalimentación personalizada, lo que permite a los estudiantes evaluar su progreso y recibir apoyo personalizado, fomentando un entorno de aprendizaje autodirigido.