1. Accesibilidad a las plantas: Las plantas no pueden absorber directamente nutrientes de partículas sólidas. Necesitan los nutrientes disueltos en agua para poder llevarlos a través de sus raíces.
2. Movimiento dentro del suelo: El agua transporta nutrientes disueltos en todo el suelo, lo que les permite alcanzar las raíces.
3. Eficiencia y absorción: La solubilidad asegura que los nutrientes estén disponibles para que la planta absorba. Si el fertilizante no es soluble, la planta tendrá dificultades para acceder a los nutrientes, incluso si están presentes.
4. Distribución uniforme: Un fertilizante soluble se disuelve uniformemente en el agua del suelo, asegurando que los nutrientes se extiendan y estén disponibles para todas las partes del sistema de raíces.
5. Acción más rápida: Los fertilizantes solubles son rápidamente absorbidos por la planta, lo que lleva a una respuesta más rápida en el crecimiento y el desarrollo.
Es importante tener en cuenta que no todos los fertilizantes deben ser completamente solubles en el agua. Algunos fertilizantes están diseñados para liberar nutrientes lentamente con el tiempo, lo que puede ser beneficioso para prevenir la pérdida de nutrientes y garantizar un suministro constante para las plantas. Sin embargo, la solubilidad del fertilizante es un factor crucial en su efectividad.