La electronegatividad se refiere a la capacidad de un átomo para atraer electrones. El oxígeno es más electronegativo que el hidrógeno, lo que significa que ejerce una mayor atracción por los electrones. Como resultado, el átomo de oxígeno en el agua aleja los electrones de los átomos de hidrógeno, creando una ligera carga negativa en el lado del oxígeno y una ligera carga positiva en los lados del hidrógeno de la molécula.
Esta separación de carga crea un enlace covalente polar, donde los electrones se comparten de manera desigual y da como resultado que el agua tenga un momento dipolar neto. El momento dipolar es una medida de la asimetría en la distribución de cargas dentro de una molécula. Cuanto mayor es el momento dipolar, más polar es la molécula. El agua tiene un momento dipolar relativamente grande, por lo que se considera una molécula bipolar.
La polaridad del agua es responsable de sus propiedades únicas, como la alta tensión superficial, la alta capacidad calorífica específica y el alto punto de ebullición. También desempeña un papel crucial en diversos procesos químicos y biológicos, incluida la solvatación de compuestos iónicos, la formación de enlaces de hidrógeno y el comportamiento del agua en sistemas biológicos.