Sus poblaciones fueron diezmadas en el siglo XX debido a la pérdida de hábitat, la caza y el uso generalizado del pesticida DDT.
Afortunadamente, el águila calva ha regresado de manera notable en las últimas décadas. Esto se debe en gran medida a los esfuerzos de conservación, incluida la prohibición del DDT en 1972 y la Ley de Especies en Peligro de Extinción de 1973, que protegió al águila calva de la caza y el acoso.
Sin embargo, las águilas calvas todavía enfrentan amenazas a su supervivencia, incluido el uso continuo de municiones de plomo en la caza.
Cuando los animales cazados son asesinados con balas de plomo, los fragmentos de plomo pueden permanecer en el cuerpo del animal. Esto puede suponer un grave riesgo para la salud de las águilas calvas, que a menudo se alimentan de animales muertos o heridos.
El envenenamiento por plomo puede causar una variedad de problemas de salud en las águilas calvas, que incluyen:
- Daño a los nervios
- Daño cerebral
- Daño renal
- Problemas reproductivos
- Muerte
En los últimos años, ha habido una creciente preocupación por el impacto de las municiones de plomo en las águilas calvas y otros animales salvajes. Varios estados han tomado medidas para restringir o prohibir el uso de municiones de plomo en la caza, y el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE. UU. está considerando actualmente una prohibición a nivel nacional de las municiones de plomo para la caza de aves acuáticas.
Una posible solución al problema del envenenamiento por plomo en las águilas calvas es el uso de balas de cobre.
Las balas de cobre son más caras que las de plomo, pero es mucho menos probable que se fragmenten cuando golpean a un animal. Esto significa que hay menos riesgo de que los fragmentos de bala queden en el cuerpo del animal y supongan un riesgo para la salud de las águilas calvas.
Además, las balas de cobre son más respetuosas con el medio ambiente que las balas de plomo.
El plomo es un metal tóxico que puede contaminar el suelo y el agua, y también puede ser perjudicial para la salud humana. El cobre, por otro lado, es un elemento natural que no es perjudicial para el medio ambiente.
El uso de balas de cobre es una forma prometedora de abordar la amenaza actual del envenenamiento por plomo para las águilas calvas y otros animales salvajes. La transición a las balas de cobre no será fácil, pero es un paso crucial que se debe dar para garantizar la supervivencia de estas aves icónicas.