En 1665, Hooke usó un microscopio compuesto crudo para examinar una delgada porción de corcho. Observó pequeños compartimentos similares a la caja que llamó "células" porque le recordaban las células de un monasterio. Si bien estos en realidad eran paredes celulares muertas, la observación de Hooke fue un descubrimiento innovador que condujo al desarrollo de la teoría celular.