1. Registro fósil:
* Evidencia: Los fósiles muestran una clara progresión de las formas de vida a lo largo del tiempo, con organismos más simples que aparecen anteriormente en el registro geológico y los organismos más complejos aparecen más adelante.
* Explicación: El registro fósil proporciona una línea de tiempo tangible de la vida en la Tierra, que muestra cómo las especies han cambiado y diversificado durante millones de años. Los fósiles de transición, que exhiben características de las especies ancestrales y descendientes, proporcionan una fuerte evidencia de las relaciones evolutivas. Por ejemplo, la transición de los peces a los anfibios está bien documentada en fósiles.
2. Anatomía comparativa:
* Evidencia: Estructuras anatómicas similares en diferentes especies, incluso si sirven diferentes funciones, sugieren ascendencia común. Por ejemplo, los huesos en el ala de un murciélago, la aleta de una ballena y una mano humana son notablemente similares.
* Explicación: Las estructuras homólogas (estructuras con origen común) son un fuerte indicador de relaciones evolutivas. Estas similitudes se explican mejor por el descenso de un antepasado común, a pesar de que las estructuras se han adaptado a diferentes entornos y funciones.
3. Biología molecular:
* Evidencia: El código genético, la secuencia de ADN, es notablemente similar en todos los organismos vivos, lo que indica una ascendencia compartida. Además, las especies que se consideran estrechamente relacionadas según otras pruebas (fósiles, anatomía) también tienen secuencias de ADN más similares.
* Explicación: La biología molecular proporciona la evidencia más poderosa de la evolución. Las similitudes en el material genético demuestran que toda la vida en la tierra comparte un antepasado común. El grado de similitud entre el ADN de las especies refleja cuán recientemente compartieron un antepasado común. Esta evidencia genética complementa y fortalece la evidencia de otros campos de estudio.