La textura bioclástica es una característica común de las rocas sedimentarias formadas en ambientes marinos poco profundos, como playas, marismas y lagunas, donde la acción de las olas y otros procesos físicos pueden descomponer las partes duras de los organismos. Los bioclastos también pueden ser transportados por las corrientes y depositados en ambientes acuáticos más profundos, como el talud continental o la llanura abisal.
La presencia de bioclastos en una roca sedimentaria puede proporcionar información valiosa sobre el entorno pasado en el que se formó la roca. Los tipos de organismos representados por los bioclastos pueden indicar la salinidad, temperatura y profundidad del agua del ambiente de depósito. El tamaño y la forma de los bioclastos también pueden proporcionar pistas sobre los niveles de energía y los mecanismos de transporte que estuvieron activos durante la deposición de sedimentos.
La textura bioclástica es un aspecto importante del análisis de rocas sedimentarias y puede usarse para interpretar la historia geológica de un área.