Por ejemplo, las células nerviosas son largas y delgadas, lo que les permite transmitir señales eléctricas a largas distancias. Las células musculares son largas y cilíndricas, lo que les permite contraerse y relajarse. Los glóbulos blancos son ameboides, lo que les permite moverse y engullir partículas extrañas.
El tamaño y la forma de las células también están influenciados por su entorno. Por ejemplo, las células que crecen en un ambiente poblado de gente suelen ser más pequeñas que las células que crecen en un ambiente menos poblado. Las células que están expuestas a estrés mecánico suelen ser más grandes y redondeadas que las células que no están expuestas a estrés mecánico.
La variación en el tamaño y la forma de las células es una de las cosas que hace que la vida en la Tierra sea tan diversa.