1. Número atómico:
A cada elemento se le asigna un número atómico único, que representa el número de protones en su núcleo. Los elementos se organizan y nombran según sus números atómicos crecientes. El hidrógeno tiene un número atómico de 1, el helio tiene un número atómico de 2, y así sucesivamente.
2. Etimología y Origen:
Muchos nombres de elementos se derivan de diversas fuentes, entre ellas:
- Palabras griegas o latinas:elementos como el hidrógeno, el oxígeno y el sodio tienen nombres que provienen de palabras griegas o latinas que describen sus propiedades, apariencia u orígenes.
- Personajes históricos y mitología:Algunos elementos llevan el nombre de destacados científicos o personajes mitológicos. Por ejemplo, el einstenio lleva el nombre de Albert Einstein y el prometio lleva el nombre del titán griego Prometeo.
- Ubicaciones geográficas:Ciertos elementos reciben el nombre de los lugares donde fueron descubiertos o de los minerales de los que fueron extraídos por primera vez. Los ejemplos incluyen el lutecio (llamado así por París, el nombre latino de Francia, Lutetia) y el escandio (de Escandinavia).
- Nombres comunes:algunos elementos, como el oro, la plata y el hierro, tienen nombres que se originaron a partir de su uso común y reconocimiento en la sociedad.
3. Denominación sistemática:
En algunos casos, los elementos pueden denominarse sistemáticamente según su posición o características dentro de la tabla periódica. Por ejemplo, los elementos de la serie de actínidos, que incluye elementos con números atómicos del 89 al 103, se nombran según el sufijo "-io" que sigue a la raíz derivada del nombre del elemento actínido actinio.
4. Acuerdos Internacionales:
La Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC) es la encargada de nombrar y aprobar oficialmente los nombres de los nuevos elementos. La IUPAC sigue pautas y protocolos específicos al asignar nombres para garantizar la coherencia y el reconocimiento global.
Vale la pena señalar que los nombres de algunos elementos han cambiado con el tiempo, especialmente durante las primeras etapas del descubrimiento y la clasificación científicos. Sin embargo, una vez que la IUPAC nombra y reconoce oficialmente un elemento, su nombre generalmente se considera permanente y aceptado por la comunidad científica.