Varios estudios han demostrado la eficacia de la ropa deportiva antibacteriana para reducir el crecimiento bacteriano y el olor. Por ejemplo, un estudio publicado en el Journal of Applied Microbiology encontró que la ropa deportiva tratada con plata reducía significativamente la presencia de bacterias en la piel después del ejercicio en comparación con la ropa deportiva no tratada. Otro estudio en el American Journal of Infection Control informó que la ropa deportiva con cobre redujo las bacterias que causan olores y mejoró la higiene de las telas.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la ropa deportiva antibacteriana no sustituye las buenas prácticas de higiene y no puede garantizar una protección completa contra las bacterias. Si bien estos materiales pueden ayudar a reducir el crecimiento bacteriano, el lavado y secado adecuados de la ropa deportiva, junto con la ducha regular y la higiene personal, siguen siendo esenciales para minimizar el riesgo de infecciones y mantener la salud general.