Una forma en que los microplásticos terminan en la atmósfera marina es mediante el proceso de pulverización marina. Cuando las olas rompen, crean pequeñas gotas de agua que se liberan al aire. Estas gotas pueden contener microplásticos que luego son transportados por el viento.
Otra forma en que los microplásticos ingresan a la atmósfera marina es a través de las actividades de los organismos marinos. Algunos animales marinos, como las aves marinas y los peces, ingieren microplásticos. Cuando estos animales defecan, los microplásticos se liberan al agua. Luego pueden ser transportados a la atmósfera mediante el proceso de pulverización marina.
Los microplásticos en la atmósfera marina pueden tener varios impactos negativos. Pueden interferir con la alimentación de los animales marinos, obstruir sus branquias y causar otras lesiones físicas. Los microplásticos también pueden absorber sustancias químicas tóxicas del medio ambiente y luego liberarlas en el agua, dañando los organismos marinos.
Además, los microplásticos en la atmósfera marina pueden contribuir al cambio climático. Cuando los microplásticos absorben la luz solar, pueden liberar gases de efecto invernadero a la atmósfera. Estos gases atrapan el calor y contribuyen al calentamiento del planeta.
La presencia de microplásticos en la atmósfera marina supone un grave problema medioambiental. Es importante tomar medidas para reducir la cantidad de microplásticos que ingresan al medio marino. Esto se puede lograr reduciendo el uso de productos plásticos, mejorando las prácticas de gestión de residuos y educando al público sobre el problema de los microplásticos.