El núcleo es un orgánulo rodeado de membrana que contiene el material genético de la célula. En la mayoría de los eucariotas, el núcleo es un orgánulo único y esférico. Sin embargo, en algunos parásitos, el núcleo está dividido en múltiples lóbulos o compartimentos. Se cree que esta fragmentación del núcleo ayuda a los parásitos a evadir el sistema inmunológico del huésped al dificultar que el sistema inmunológico reconozca y apunte al ADN del parásito.
La evolución de un núcleo fragmentado en parásitos es un ejemplo fascinante de cómo la evolución puede moldear estructuras nucleares antiguas para dar lugar a nuevas adaptaciones. Este proceso de adaptación evolutiva está en curso y es probable que los parásitos continúen desarrollando nuevas formas de evadir el sistema inmunológico del huésped.
A continuación se muestran algunos ejemplos específicos de cómo los parásitos han desarrollado núcleos fragmentados:
* Tripanosomas son un grupo de parásitos protozoarios que causan la enfermedad del sueño africana y la enfermedad de Chagas. Los tripanosomas tienen un solo núcleo que se divide en dos lóbulos. Los lóbulos están conectados por una fina membrana nuclear. Se cree que esta fragmentación del núcleo ayuda a los tripanosomas a evadir el sistema inmunológico del huésped al dificultar que el sistema inmunológico reconozca y apunte al ADN del parásito.
* Giardia Es un parásito protozoario que causa la giardiasis, una enfermedad diarreica. Giardia tiene dos núcleos, cada uno de los cuales está dividido en dos lóbulos. Los lóbulos están conectados por una fina membrana nuclear. Se cree que esta fragmentación del núcleo ayuda a Giardia a evadir el sistema inmunológico del huésped al hacer que le resulte más difícil reconocer y atacar el ADN del parásito.
* Plasmodio es un parásito protozoario que causa la malaria. Plasmodium tiene un solo núcleo que se divide en múltiples lóbulos. Los lóbulos están conectados por una fina membrana nuclear. Se cree que esta fragmentación del núcleo ayuda a Plasmodium a evadir el sistema inmunológico del huésped al hacer que le resulte más difícil reconocer y atacar el ADN del parásito.
La evolución de un núcleo fragmentado en parásitos es un ejemplo fascinante de cómo la evolución puede moldear estructuras nucleares antiguas para dar lugar a nuevas adaptaciones. Este proceso de adaptación evolutiva está en curso y es probable que los parásitos continúen desarrollando nuevas formas de evadir el sistema inmunológico del huésped.