La investigación, publicada en la revista Nature Microbiology, podría ayudar a explicar por qué la meningitis bacteriana es más común en los meses de invierno, cuando las personas tienen más probabilidades de tener infecciones virales subyacentes que causan fiebre.
La meningitis bacteriana es una infección grave de las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal. Es causada por bacterias que ingresan al torrente sanguíneo y luego cruzan al cerebro. La infección puede causar inflamación e hinchazón del cerebro, lo que provoca una variedad de síntomas que incluyen fiebre, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, confusión y convulsiones.
En el nuevo estudio, los investigadores utilizaron una combinación de experimentos y modelos computacionales para mostrar cómo las bacterias que causan meningitis (Streptococcus pneumoniae) pueden detectar la fiebre y responder cambiando su expresión genética.
Los investigadores descubrieron que las bacterias producen una proteína llamada CiaH que se activa con el calor. Cuando se activa CiaH, se une al ADN y activa la expresión de varios genes, incluidos genes que participan en la producción de factores de virulencia. Estos factores de virulencia ayudan a las bacterias a invadir el tejido cerebral y resistir el ataque inmunológico.
Los investigadores también descubrieron que la CiaH es necesaria para que la bacteria cause meningitis en ratones. Cuando los investigadores eliminaron el gen ciaH de la bacteria, descubrieron que la bacteria ya no podía causar meningitis, incluso cuando los ratones estaban infectados con una alta dosis de bacteria.
Los investigadores creen que CiaH puede proporcionar una forma para que las bacterias detecten la respuesta inmune del huésped y adapten su comportamiento en consecuencia. Al detectar la fiebre, las bacterias pueden protegerse del ataque inmunológico y aumentar sus posibilidades de causar enfermedades.
La investigación proporciona nuevos conocimientos sobre los mecanismos por los cuales las bacterias que causan meningitis detectan y responden al entorno de su huésped. Esta información podría conducir al desarrollo de nuevos tratamientos para la meningitis bacteriana.