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    ¿Cómo equilibran las plantas a los amigos y enemigos microbianos?
    Las plantas han desarrollado diversas estrategias para equilibrar la coexistencia de microbios beneficiosos y dañinos en su rizosfera, la zona del suelo directamente influenciada por sus raíces. Este delicado equilibrio es crucial para la salud de las plantas, la adquisición de nutrientes y la defensa contra patógenos. A continuación se muestran algunos mecanismos clave que utilizan las plantas para gestionar las interacciones microbianas:

    Reclutamiento Selectivo:

    Las plantas secretan una amplia gama de compuestos químicos, incluidos exudados de raíces, que actúan como señales para atraer microbios beneficiosos y disuadir a los dañinos. Las bacterias y hongos beneficiosos se enriquecen en la rizosfera debido a la presencia de nutrientes específicos, ácidos orgánicos y metabolitos secundarios liberados por las raíces de las plantas.

    Señalización planta-microbio:

    Las plantas se comunican con microbios beneficiosos a través de señales químicas y diálogos moleculares. Los microbios beneficiosos, como los rizobios, participan en la fijación simbiótica de nitrógeno, convirtiendo el nitrógeno atmosférico en una forma utilizable para la planta. A cambio, la planta proporciona a los microbios carbohidratos y un entorno protector.

    Resistencia sistémica inducida (ISR):

    Ciertos microbios beneficiosos pueden desencadenar ISR en las plantas, preparando sus sistemas de defensa contra posibles ataques de patógenos. Las bacterias y los hongos beneficiosos colonizan las raíces y activan vías de señalización dentro de la planta, lo que aumenta la resistencia a diversas enfermedades.

    Competencia por los recursos:

    Las plantas compiten con los microbios por los nutrientes y el agua en la rizosfera. Los microbios beneficiosos pueden superar a los dañinos por recursos esenciales, limitando su crecimiento y su impacto en la planta. Esta competencia ayuda a mantener una comunidad microbiana equilibrada.

    Compuestos antimicrobianos:

    Las plantas producen una variedad de compuestos antimicrobianos, incluidas fitoalexinas y otros metabolitos secundarios, para inhibir directamente el crecimiento o matar microbios dañinos. Estos compuestos pueden atacar patógenos específicos, proporcionando a la planta mecanismos de defensa contra las infecciones.

    Micorrizas:

    Los hongos micorrízicos forman relaciones simbióticas con las raíces de muchas especies de plantas. Estos hongos extienden el sistema de raíces de la planta, mejorando la absorción de nutrientes y agua y, a cambio, reciben carbohidratos de la planta. Las micorrizas también pueden proteger a la planta contra patógenos y estreses abióticos.

    Bacteriófagos:

    Algunas plantas liberan bacteriófagos, virus que infectan y matan específicamente a las bacterias. Los bacteriófagos pueden atacar bacterias dañinas en la rizosfera, ayudando a controlar sus poblaciones.

    Es importante señalar que este equilibrio es dinámico y está influenciado por varios factores, como las condiciones del suelo, el estrés ambiental y la salud general de la planta. Las plantas ajustan constantemente sus interacciones con los microbios en función de estos factores para mantener un ecosistema beneficioso y sostenible en la rizosfera.

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