1. Uso excesivo e inadecuado de agentes antimicóticos:
- El uso excesivo o indebido de medicamentos antimicóticos en la agricultura, la medicina y los entornos de salud pública puede conducir al desarrollo de cepas de hongos resistentes. La exposición continua a fungicidas o antifúngicos ejerce una presión selectiva sobre la población de hongos, favoreciendo la supervivencia y reproducción de individuos resistentes.
2. Prácticas Agrícolas:
- Las aplicaciones extensivas de fungicidas en las prácticas agrícolas pueden contribuir a la aparición de hongos resistentes. El uso repetido y profiláctico de agentes antifúngicos en la protección de cultivos puede seleccionar cepas de hongos resistentes, especialmente patógenos de plantas como _Botrytis cinerea_, _Fusarium_ spp. y _Septoria tritici_.
3. Configuración de atención médica:
- En los centros sanitarios, el uso de fármacos antimicóticos de amplio espectro para tratar las infecciones por hongos puede impulsar el desarrollo de resistencia. Por ejemplo, el uso generalizado de azoles y equinocandinas en los hospitales puede seleccionar cepas resistentes de Candida, Aspergillus y otros hongos oportunistas.
4. Huéspedes inmunocomprometidos:
- Las personas con sistemas inmunológicos debilitados, como los receptores de trasplantes, los pacientes con cáncer sometidos a quimioterapia o los pacientes con VIH/SIDA, son más susceptibles a las infecciones por hongos. El uso prolongado o repetido de fármacos antimicóticos en estas poblaciones puede aumentar el riesgo de seleccionar cepas de hongos resistentes.
5. Resistencia cruzada:
- Algunas especies de hongos pueden desarrollar resistencia cruzada, donde la resistencia a un agente antifúngico confiere resistencia a otros fármacos estructuralmente relacionados. Por ejemplo, la resistencia a los fungicidas azoles en _Aspergillus fumigatus_ puede provocar una resistencia cruzada a otros azoles, lo que limita las opciones de tratamiento.
6. Mutaciones genéticas:
- Los hongos pueden sufrir mutaciones genéticas o adquirir elementos genéticos móviles (p. ej., plásmidos o transposones) que les confieren resistencia a los agentes antifúngicos. Estos cambios genéticos pueden alterar el sitio objetivo del fármaco antimicótico o mejorar la salida del fármaco desde la célula fúngica.
7. Bombas de eflujo y acumulación reducida de fármacos:
- Algunas cepas de hongos resistentes desarrollan bombas de eflujo, complejos proteicos que bombean activamente fármacos antimicóticos fuera de la célula, reduciendo las concentraciones intracelulares de fármacos. Este mecanismo contribuye a reducir la susceptibilidad a los medicamentos.
8. Transferencia genética horizontal:
- La transferencia horizontal de genes entre diferentes especies o cepas de hongos puede facilitar la propagación de genes de resistencia. Esto permite que los hongos no resistentes adquieran rasgos de resistencia de individuos resistentes.
9. Factores ambientales:
- Las condiciones ambientales también pueden influir en la selección y persistencia de cepas de hongos resistentes. Factores como la temperatura, la humedad y la disponibilidad de nutrientes pueden influir en el crecimiento y la supervivencia de hongos resistentes en diferentes nichos ecológicos.
10. Ausencia de una administración estricta de antimicóticos:
- La falta de una gestión adecuada de los antimicóticos, incluidas directrices para la selección de fármacos, la dosificación y la duración del tratamiento adecuadas, puede contribuir a la aparición de cepas resistentes.
11. Larga vida útil de los hongos:
- Algunos hongos pueden tener una vida útil más prolongada y reproducirse asexualmente, lo que les permite acumular mutaciones genéticas y rasgos de resistencia con el tiempo.
12. Disponibilidad limitada de nuevos medicamentos antimicóticos:
- La introducción limitada de nuevos fármacos antifúngicos en las últimas décadas ha ejercido una presión adicional sobre los antifúngicos existentes, aumentando la probabilidad de que se desarrollen resistencias.
Comprender los mecanismos y los impulsores detrás de la aparición de cepas de hongos resistentes es fundamental para desarrollar estrategias para prevenir y combatir la resistencia, incluido el uso sensato de antimicóticos, la implementación de prácticas efectivas de control de infecciones, la promoción de la administración de antimicóticos y la inversión en investigación de nuevos agentes antimicóticos y estrategias de tratamiento alternativas. .