Las víboras son un tipo de serpiente venenosa que se encuentra en regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo. Son conocidos por su capacidad de sentir el calor, que utilizan para localizar a sus presas en la oscuridad.
Las víboras tienen un par de hoyos ubicados entre los ojos y las fosas nasales. Estos pozos están revestidos con células sensibles al calor que pueden detectar diferencias de temperatura tan pequeñas como 0,003 grados Celsius. Cuando una víbora detecta una fuente de calor, gira la cabeza hacia la fuente y ataca.
La capacidad de detección de calor de las víboras es tan sensible que incluso pueden detectar el calor de un pequeño roedor escondido en la hierba. Esto los convierte en depredadores muy eficaces y se sabe que comen una variedad de animales, incluidas ratas, ratones, pájaros y ranas.
El modelo matemático desarrollado por los investigadores muestra cómo funcionan las fosas sensibles al calor de las víboras. El modelo tiene en cuenta el tamaño y la forma de las fosas, así como la temperatura del entorno.
El modelo muestra que las fosas son más sensibles a las fuentes de calor que se encuentran directamente delante de la serpiente. Esto se debe a que los hoyos están inclinados hacia adelante y pueden enfocar las ondas de calor del objetivo hacia las células sensibles al calor.
El modelo también muestra que las fosas son capaces de detectar fuentes de calor que se encuentran a una distancia mayor que la longitud del cuerpo de la serpiente. Esto se debe a que las fosas pueden captar ondas de calor de un área más amplia que los ojos de la serpiente.
El modelo matemático desarrollado por los investigadores proporciona una nueva comprensión de cómo las víboras utilizan el calor para cazar. Esta información podría utilizarse para desarrollar nuevas estrategias para controlar las víboras y evitar que ataquen a los humanos.