Memoria celular
Uno de los hallazgos más notables es que las propias células poseen una forma de memoria. Este descubrimiento surgió de estudios sobre organismos unicelulares, como bacterias y levaduras. Estos organismos simples fueron condicionados a asociar un estímulo inofensivo con un estímulo dañino, como la exposición a una toxina. Sorprendentemente, cuando las células condicionadas fueron expuestas únicamente al estímulo inofensivo, exhibieron un comportamiento o respuestas fisiológicas alteradas, lo que demuestra que habían formado un recuerdo de la asociación.
Esta memoria celular no se limita a los organismos unicelulares. Los investigadores también han encontrado evidencia de memoria celular en células de mamíferos. Por ejemplo, las células inmunitarias pueden recordar encuentros pasados con patógenos y responder más eficazmente cuando se vuelven a encontrar con ellos. Esta memoria inmune es crucial para la defensa del cuerpo contra las infecciones.
Memoria molecular
Aún más intrigante es el descubrimiento de que la memoria puede codificarse a nivel molecular. Ciertas moléculas, como las de ARN, pueden almacenar información y transmitirla a otras moléculas o incluso a diferentes células. Esta memoria molecular se ha observado en diversos procesos biológicos, incluida la regulación genética y el aprendizaje y la memoria.
Un ejemplo bien estudiado de memoria molecular involucra la molécula AMPc (monofosfato de adenosina cíclico). En la babosa marina Aplysia, un molusco marino, el AMPc actúa como una molécula de memoria molecular que media en la formación de la memoria a largo plazo. Los cambios en los niveles de AMPc dentro de neuronas específicas pueden codificar y recordar recuerdos de estímulos.
Estos hallazgos desafían la visión clásica de que la memoria se almacena únicamente en las sinapsis del cerebro. En cambio, sugieren que la memoria es un fenómeno distribuido que involucra mecanismos tanto celulares como moleculares. Esta comprensión abre nuevas vías para explorar los intrincados mecanismos que subyacen a la formación y el almacenamiento de la memoria, con posibles implicaciones para el tratamiento de trastornos relacionados con la memoria, como la enfermedad de Alzheimer.