La columna vertebral de los mamíferos está formada por una serie de pequeños huesos llamados vértebras. Estos huesos se apilan uno encima de otro para formar una columna flexible que sostiene el cuerpo y protege la médula espinal. La médula espinal es un conjunto de nervios que va desde el cerebro hasta la columna y controla el movimiento, las sensaciones y los reflejos.
Las vértebras están conectadas entre sí por ligamentos y músculos. Estos ligamentos y músculos ayudan a mantener la columna en su lugar y le permiten moverse. La columna también se divide en diferentes regiones, cada una con su propia función única.
Las vértebras cervicales se encuentran en el cuello y permiten el movimiento de la cabeza. Las vértebras torácicas se encuentran en el pecho y protegen el corazón y los pulmones. Las vértebras lumbares se encuentran en la zona lumbar y soportan el peso del cuerpo. Las vértebras sacras se encuentran en la base de la columna y se conectan con la pelvis. Las vértebras coccígeas están ubicadas al final de la columna y son vestigiales, lo que significa que no tienen ninguna función aparente.
La columna vertebral de los mamíferos es una estructura compleja e importante que les permite moverse, respirar y reproducirse. También es una característica clave que distingue a los mamíferos de otros animales.