El PLA se produce fermentando el almidón del maíz en ácido láctico, que luego se polimeriza para crear el plástico. Se puede utilizar para fabricar una variedad de productos, incluidos tazas, platos, utensilios, envases y filamentos de impresión 3D.
El plástico de maíz tiene varias ventajas sobre el plástico tradicional. Es biodegradable y compostable, lo que significa que puede descomponerse naturalmente con el tiempo. También está hecho de un recurso renovable (maíz) y produce menos gases de efecto invernadero en comparación con el plástico tradicional.
Sin embargo, el PLA también tiene algunas desventajas. No es tan resistente como el plástico tradicional y su producción puede resultar más cara. También puede ser más frágil y menos flexible.
A pesar de estos desafíos, el plástico de maíz se está volviendo cada vez más popular como una alternativa más respetuosa con el medio ambiente que el plástico tradicional. Se utiliza en una variedad de aplicaciones y se espera que su popularidad siga creciendo a medida que aumentan las preocupaciones sobre la sostenibilidad.