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    La composición de la microbiota intestinal podría influir en la toma de decisiones

    Bacterias comensales (rojo) entre el moco (verde) y las células epiteliales (azul) en el intestino delgado de un ratón. Crédito:Universidad de Chicago.

    La forma en que tomamos decisiones en un contexto social puede explicarse por factores psicológicos, sociales y políticos. ¿Pero qué pasaría si actuaran otras fuerzas? Hilke Plassmann y sus colegas del Instituto del Cerebro de París y la Universidad de Bonn muestran que los cambios en la microbiota intestinal pueden influir en nuestra sensibilidad a la justicia y en cómo tratamos a los demás. Sus hallazgos se publican en la revista PNAS Nexus. .



    La microbiota intestinal, es decir, todas las bacterias, virus y hongos que habitan en nuestro tracto digestivo, desempeña un papel fundamental en nuestro cuerpo, mucho más allá de la función digestiva. Investigaciones recientes subrayan su impacto en la cognición, el estrés, la ansiedad, los síntomas depresivos y el comportamiento; los ratones criados en un ambiente estéril, por ejemplo, tienen dificultades para interactuar con otros individuos.

    Si bien estos hallazgos son prometedores, la mayor parte de esta investigación se lleva a cabo en animales y no se puede extrapolar a los humanos. Tampoco permite comprender qué mecanismos neuronales, inmunitarios u hormonales intervienen en este fascinante diálogo entre cerebro e intestino:los investigadores observan un vínculo entre la composición de la microbiota y las habilidades sociales, pero no saben con precisión cómo una controla a la otra. .

    "Los datos disponibles sugieren que el ecosistema intestinal se comunica con el sistema nervioso central a través de varias vías, incluido el nervio vago", explica Plassmann (Universidad de la Sorbona), jefe del equipo de Control-Interocepción-Atención del Instituto del Cerebro de París y profesor de la En el interior. "También podría utilizar señales bioquímicas que desencadenan la liberación de neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina, que son esenciales para el funcionamiento adecuado del cerebro".

    Estudiando el castigo altruista

    Para determinar si la composición de la microbiota intestinal humana podría influir en la toma de decisiones en un entorno social, la investigadora y sus colegas utilizaron pruebas de comportamiento, incluido el famoso "juego del ultimátum" en el que a un jugador se le da una suma de dinero que debe dividir ( justa o injustamente) con un segundo jugador, que es libre de rechazar la oferta si la considera insuficiente. En ese caso, ninguno de los jugadores recibe dinero.

    Rechazar la suma de dinero equivale a lo que llamamos "castigo altruista", es decir, el impulso de castigar a otros cuando una situación se percibe como injusta:para el segundo jugador, restablecer la igualdad (nadie recibe dinero) a veces parece más importante que obteniendo una recompensa. El juego del ultimátum se utiliza luego como una forma experimental de medir la sensibilidad a la justicia.

    Para aprovechar al máximo este efecto, los investigadores reclutaron a 101 participantes. Durante siete semanas, 51 tomaron suplementos dietéticos que contenían probióticos (bacterias beneficiosas) y prebióticos (nutrientes que promueven la colonización de bacterias en el intestino), mientras que otros 50 recibieron un placebo. Todos participaron en un juego de ultimátum durante dos sesiones al principio y al final del período de suplementación.

    ¿Las bacterias mueven los hilos?

    Los resultados del estudio indican que el grupo que recibió los suplementos estaba mucho más inclinado a rechazar ofertas desiguales al final de las siete semanas, incluso cuando la distribución del dinero estaba ligeramente desequilibrada. Por el contrario, el grupo de placebo se comportó de manera similar durante la primera y segunda sesión de prueba.

    Además, el cambio de comportamiento en el grupo suplementado estuvo acompañado de cambios biológicos:los participantes que, al inicio del estudio, tenían el mayor desequilibrio entre los dos tipos de bacterias que dominan la flora intestinal (Firmicutes y Bacteroidetes) experimentaron los cambios más significativos. cambio en la composición de su microbiota intestinal con la ingesta de suplementos. Además, también mostraron la mayor sensibilidad a la equidad durante las pruebas.

    Los investigadores también observaron una fuerte caída en sus niveles de tirosina, un precursor de la dopamina, después de la intervención de siete semanas. Por primera vez, está surgiendo un mecanismo causal:la composición de la microbiota intestinal podría influir en el comportamiento social a través de los precursores de la dopamina, un neurotransmisor implicado en los mecanismos de recompensa del cerebro.

    "Es demasiado pronto para decir que las bacterias intestinales pueden hacernos menos racionales y más receptivos a las consideraciones sociales", concluye Plassmann. "Sin embargo, estos nuevos resultados aclaran qué vías biológicas debemos observar. La perspectiva de modular la microbiota intestinal a través de la dieta para influir positivamente en la toma de decisiones es fascinante. Necesitamos explorar esta vía con mucho cuidado".

    Más información: Marie Falkenstein et al, Impacto de la composición del microbioma intestinal en la toma de decisiones sociales, PNAS Nexus (2024). DOI:10.1093/pnasnexus/pgae166

    Información de la revista: Nexus PNAS

    Proporcionado por el Instituto del Cerebro de París




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