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(Phys.org):un equipo de investigadores con miembros de EE. UU., Portugal y Francia han realizado un estudio de la cantidad de energía requerida por los dos tipos principales de tortugas que residen en las Islas Galápagos, la de cúpula y la de silla de montar, para voltearse hacia arriba cuando se vuelcan. En su artículo publicado en Informes científicos , el grupo describe el análisis de caparazones de los dos tipos de tortugas, compararlos y luego calcular cuál requirió más energía para volver a ponerse en pie.
Las tortugas gigantes que viven en las Islas Galápagos son mundialmente famosas por su enorme tamaño. Menos conocido es que hay dos tipos principales definidos por conchas de formas diferentes:abovedadas y en forma de silla de montar. Las especies abovedadas son las que se ven principalmente en las fotografías turísticas. Menos populares son las sillas de montar, que tienen una parte de su caparazón en forma de calzador cerca del cuello, conchas más planas y cuellos más largos. Ambos tipos tienden a volcarse debido al terreno accidentado o cuando luchan entre sí. Pero, ¿quién tiene que gastar más energía para enderezarse? Eso es lo que el equipo de este nuevo esfuerzo buscaba averiguar.
Para averiguar cuánta energía tendría que gastar cada tipo para inclinarse hacia atrás en posición vertical, los investigadores estudiaron las técnicas utilizadas por ambos:las especies abovedadas tienden a mover sus piernas hasta que adquieren suficiente impulso para darse la vuelta. Las alforjas, por otra parte, usaban el cuello además de agitar las piernas. Luego, el grupo tomó fotografías de 89 de las conchas (muchas del interior de los museos) para crear versiones en 3-D en una computadora. Luego, en el zoológico de Rotterdam, el equipo subió a una de las tortugas a una plataforma conectada a un equipo que produjo el resultado deseado.
Poniendo todos sus datos juntos, Los investigadores encontraron que las tortugas de lomo de silla de montar tienen que usar más energía para enderezarse que las de las especies abovedadas. Observando que no poder volcarse es una de las principales causas de muerte de las tortugas, el grupo sugiere que los diferentes tipos de conchas pueden haber evolucionado para manejar vuelcos en diferentes circunstancias ambientales.
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