1. Evita términos estigmatizantes :
- Abstenerse de utilizar etiquetas que perpetúen estereotipos negativos o impliquen inferioridad. Términos como juventud "con problemas" o "en riesgo" pueden reforzar nociones preconcebidas dañinas.
2. Utilice un lenguaje centrado en la persona :
- Colocar al niño en primer plano refiriéndose a él como "niños bajo cuidado" o "jóvenes bajo cuidado" en lugar de "huérfanos" o "niños de crianza". Esto enfatiza su individualidad y valor como individuos.
3. Enfatiza sus puntos fuertes :
- Resaltar el potencial, la resiliencia y las capacidades del niño en lugar de centrarse únicamente en sus desafíos o circunstancias.
4. Evita etiquetas que les definan por su situación :
- Abstenerse de referirse a los niños basándose únicamente en su estado de colocación, como "niños en crianza temporal" o "niños adoptados". Esto impide que su identidad quede definida únicamente por sus modalidades de cuidado.
5. Utiliza un lenguaje inclusivo :
- Evite los pronombres específicos de género cuando el género del niño sea desconocido o no sea relevante para la conversación. Utilice términos neutrales al género como "ellos" y "ellos"
6. Enfatizar la familia :
- Utilice términos que reconozcan la importancia de las conexiones familiares, como "familia de acogida" o "cuidado por familiares", en lugar de "hogar grupal" o "institución".
7. Reconocer la diversidad :
- Tenga en cuenta los antecedentes culturales, étnicos y religiosos del niño. Utilice un lenguaje respetuoso y culturalmente sensible que reconozca y valore su identidad.
8. Esfuércese por lograr la precisión :
- Utilice estadísticas e información precisas y actualizadas cuando hable sobre niños bajo cuidado. Esto garantiza que las conversaciones se basen en hechos y no en ideas erróneas.
9. Enfatizar el apoyo :
- Destacar los esfuerzos de los cuidadores, trabajadores sociales y otros profesionales que apoyan a los niños bajo cuidado. Reconozca el impacto positivo que estas personas tienen en sus vidas.
Al utilizar un lenguaje respetuoso, inclusivo y empático, podemos fomentar un ambiente más positivo y de apoyo para los niños bajo cuidado. Las palabras tienen el poder de moldear las percepciones e influir en las acciones, por lo que es fundamental elegirlas con cuidado al abordar esta importante cuestión.