Aquí hay una explicación más completa:
1. Cambiar las normas sociales:
- Las actitudes sociales hacia el matrimonio y el divorcio han cambiado. El divorcio ya no se considera un tabú o un fracaso. Este cambio de perspectiva puede haber hecho que las personas estén más dispuestas a trabajar en sus matrimonios o buscar métodos alternativos de resolución de conflictos.
2. Aumento de la convivencia:
- El número de parejas que viven juntas antes del matrimonio ha aumentado significativamente. Vivir juntos brinda a las parejas la oportunidad de evaluar la compatibilidad y los posibles desafíos antes de comprometerse para toda la vida. Esto puede reducir la probabilidad de divorcio más adelante.
3. Factores demográficos:
- La generación actual de adultos experimentó altas tasas de divorcio durante su infancia. Esto puede haber influido en sus puntos de vista sobre el matrimonio y la importancia de mantener las relaciones.
4. Presiones económicas:
- Si bien los factores financieros pueden influir en las decisiones de divorcio, no son el determinante principal ni el único. Criar una familia y los costos de separación pueden ser costosos. Sin embargo, muchas parejas priorizan la preservación de sus familias por encima de las preocupaciones financieras a corto plazo.
5. Complejidades legales:
- El proceso legal involucrado en un divorcio puede ser complicado, lento y costoso. Potencialmente, esto puede disuadir a las parejas de solicitar un divorcio formal.
6. Resolución alternativa de conflictos:
- Ha habido un aumento en el uso de métodos alternativos de resolución de disputas, como la mediación y el asesoramiento. Estos métodos pueden ayudar a las parejas a llegar a acuerdos amistosos sin recurrir a litigios.
Es importante tener en cuenta que las tasas de divorcio pueden variar según las regiones geográficas, los antecedentes socioeconómicos y las diferencias culturales. Si bien las consideraciones financieras pueden influir en las decisiones relativas al matrimonio y el divorcio, no son los únicos factores en juego.