La percepción de culpa o placer en cualquier actividad es muy subjetiva y varía de persona a persona. Lo que una persona considera un placer culpable puede ser completamente aceptable y no controvertido para otra, y viceversa.
El ojo de la mente normalmente se refiere a la capacidad de visualizar cosas a través de la memoria y la imaginación. Sin embargo, en el contexto de los placeres culpables, "todo está en el ojo de la mente" sugiere que el disfrute real proviene de los componentes cognitivos más que físicos u observables de la experiencia. Por ejemplo, el placer culpable de uno puede ser un pasatiempo, una fantasía, un interés o un secreto culpable que no necesariamente se manifiesta en acciones pero que brinda satisfacción mental, emocional o intelectual.
Para algunas personas, la satisfacción puede superar o eclipsar los posibles sentimientos de culpa, lo que lleva a la expresión "todo está en la mente".