Si bien es posible que las gallinas no tengan amigos en el sentido humano del término, sí exhiben un comportamiento social y forman vínculos con otros miembros de su rebaño. Los vínculos sociales entre gallinas generalmente se basan en la familiaridad, la proximidad y las actividades compartidas, como dormir, alimentarse y bañarse en el polvo. Las gallinas a menudo demuestran comportamientos como acicalamiento mutuo, anidación comunitaria y sincronización de actividades con sus compañeros de bandada, lo que sugiere un nivel de vínculo social e interacción dentro del grupo.