Según Coontz, el matrimonio ha experimentado cambios significativos en su propósito fundamental y comprensión cultural. En los primeros días de la sociedad estadounidense, particularmente entre los colonos puritanos, el matrimonio se consideraba principalmente como una asociación práctica centrada en la supervivencia económica y la procreación. Se vio como una forma de garantizar el apoyo mutuo, la estabilidad financiera y la continuación de la línea familiar.
Sin embargo, a medida que la sociedad progresó y las condiciones económicas mejoraron, el papel del matrimonio comenzó a cambiar. El aumento de la industrialización y la creciente participación de las mujeres en la fuerza laboral llevaron a una desvinculación gradual del matrimonio de la necesidad económica. Esto, a su vez, permitió un mayor énfasis en la compatibilidad emocional y la realización personal como elementos clave del matrimonio.
Coontz sostiene que la transformación del matrimonio en una relación más emocional y expresiva también estuvo influenciada por cambios culturales. El surgimiento de los ideales románticos y la creciente influencia del individualismo contribuyeron a un cambio de enfoque del deber y la obligación a la felicidad y la realización personal. Este cambio cultural impulsó aún más la transformación del matrimonio en una relación más íntima y emocionalmente comprometida.
Además, Coontz también destaca el papel de la tecnología y la anticoncepción en la evolución del matrimonio. La disponibilidad de métodos anticonceptivos y tecnologías reproductivas confiables ha dado a las parejas más control sobre sus opciones reproductivas, lo que ha llevado a familias más pequeñas y a una mayor inversión en cada hijo.
Este cambio de enfoque de la cantidad a la calidad en la crianza de los hijos ha intensificado aún más las inversiones emocionales y financieras realizadas por los padres en los niños. A medida que el matrimonio se centró menos exclusivamente en la supervivencia económica y la procreación, se volvió cada vez más central para la inversión intensiva que los padres hacían en la educación, las actividades extracurriculares y el desarrollo general de sus hijos.
En resumen, el trabajo de Coontz rastrea la transformación del matrimonio desde sus orígenes como un acuerdo económico práctico hasta su enfoque actual en la satisfacción emocional y la inversión intensiva en los niños. Sostiene que este cambio ha sido impulsado por cambios culturales, desarrollos económicos y avances tecnológicos que han remodelado la esencia misma y el propósito del matrimonio con el tiempo.