El estudio anterior, publicado en 2018, encontró que los participantes que ganaron una competencia tenían más probabilidades de hacer trampa en una tarea posterior que los que perdieron. Los investigadores interpretaron este hallazgo como evidencia de que ganar puede generar una sensación de derecho y una menor preocupación por el comportamiento ético.
Sin embargo, el nuevo estudio no encontró tal vínculo entre ganar y hacer trampa. De hecho, los investigadores descubrieron que ocurría lo contrario:los participantes que perdían una competición tenían más probabilidades de hacer trampa en una tarea posterior que los que ganaban.
Los investigadores sugieren que la diferencia entre sus hallazgos y los del estudio anterior puede deberse al hecho de que el estudio anterior utilizó un tipo diferente de competencia. En el estudio anterior, los participantes competían entre sí en un juego de suma cero, en el que sólo una persona podía ganar. En el nuevo estudio, los participantes compitieron contra una computadora en un juego de suma distinta de cero, en el que todos podían ganar.
Los investigadores sostienen que la naturaleza competitiva del juego de suma cero puede haber llevado a los participantes del estudio anterior a sentirse con más derecho a ganar y menos preocupados por el comportamiento ético. Por el contrario, el juego de suma distinta de cero utilizado en el nuevo estudio puede haber creado una atmósfera más cooperativa, en la que era menos probable que los participantes sintieran la necesidad de hacer trampa.
El nuevo estudio proporciona evidencia importante que cuestiona la afirmación de que los ganadores tienen más probabilidades de hacer trampa. Sugiere que la relación entre ganar y hacer trampa es más compleja de lo que se pensaba anteriormente y que el tipo de competencia puede desempeñar un papel a la hora de determinar si los ganadores tienen más probabilidades o no de incurrir en comportamientos poco éticos.