1. Aumento del ralentí de barcos y camiones: La congestión en el puerto provoca tiempos de espera más largos para que los barcos sean descargados y los camiones para recoger la carga. Como resultado, los barcos y camiones a menudo se ven obligados a permanecer inactivos durante períodos prolongados, emitiendo al aire contaminantes nocivos como partículas de diésel, óxidos de nitrógeno y óxidos de azufre. Estos contaminantes pueden contribuir a la formación de smog, enfermedades respiratorias y otros problemas de salud.
2. Aumento de la congestión del tráfico: La congestión en el puerto también se extiende a las carreteras y autopistas cercanas, lo que provoca una mayor congestión del tráfico. Esto puede dar lugar a desplazamientos más largos para las personas que viven y trabajan en la zona y a más vehículos parados, lo que contribuye aún más a la contaminación del aire.
3. Desvío de carga: En algunos casos, la congestión portuaria puede provocar que la carga se desvíe a otros puertos, que pueden no estar tan bien equipados para manejar el mayor volumen. Esto puede resultar en un aumento del tráfico de camiones y de las emisiones en áreas que normalmente no se ven afectadas por la contaminación relacionada con los puertos.
4. Aumento de emisiones de las operaciones portuarias: La congestión también puede provocar un aumento de las emisiones derivadas de las propias operaciones portuarias, como el uso de grúas, montacargas y otros equipos. Estas emisiones pueden contribuir a los niveles generales de contaminación del aire en el área.
La combinación de estos factores puede provocar cielos brumosos, mala calidad del aire y mayores riesgos para la salud de las personas que viven y trabajan cerca del puerto. Por lo tanto, es crucial abordar la congestión portuaria para mejorar la calidad del aire y proteger la salud pública en el área de Los Ángeles.