Los investigadores encuestaron a más de 200 directores ejecutivos y miembros de juntas directivas de empresas que cotizan en bolsa en los Estados Unidos. Descubrieron que los directores ejecutivos con altos niveles de narcisismo eran más propensos a asumir riesgos, como realizar grandes adquisiciones o inversiones, incluso cuando el potencial de resultados negativos era alto. Además, estos directores ejecutivos tenían más probabilidades de lograr convencer a sus juntas directivas para que apoyaran estas decisiones arriesgadas.
Los investigadores creen que los directores ejecutivos narcisistas pueden influir en las juntas directivas porque suelen ser muy carismáticos y persuasivos. También es más probable que confíen en sus propias capacidades y minimicen los riesgos potenciales de sus decisiones. Como resultado, es más probable que las juntas directivas confíen en el juicio de los directores ejecutivos narcisistas y aprueben sus decisiones arriesgadas.
Los hallazgos del estudio tienen implicaciones importantes para el gobierno corporativo. Las juntas directivas deben ser conscientes de los riesgos potenciales asociados con los directores ejecutivos narcisistas y tomar medidas para mitigarlos. Por ejemplo, las juntas directivas deben asegurarse de tener una gama diversa de opiniones y de no depender demasiado de las aportaciones del director ejecutivo. Además, las juntas deben estar atentas al monitorear la toma de decisiones del CEO y no deben dudar en cuestionar las decisiones que consideren demasiado riesgosas.
En conclusión, el estudio sugiere que los directores ejecutivos narcisistas representan un riesgo para la gobernanza corporativa y que las juntas directivas deben ser conscientes de la influencia que pueden tener en la toma de decisiones. Las juntas directivas deben tomar medidas para mitigar estos riesgos y garantizar que toman decisiones en el mejor interés de la empresa.