1. Acceso limitado a la tecnología:
- El cambio al aprendizaje en línea durante la pandemia expuso la brecha digital, ya que muchas estudiantes carecían de acceso a conexiones o dispositivos confiables a Internet. Esta barrera obstaculizó su capacidad para participar plenamente en clases virtuales y completar tareas, lo que afectó su progreso académico.
2. Responsabilidades del cuidado:
- Tradicionalmente, las mujeres y las niñas asumen más responsabilidades domésticas y de cuidado. Durante la pandemia, con el cierre de escuelas y guarderías, estas responsabilidades se intensificaron. Las estudiantes a menudo tenían que equilibrar el aprendizaje en línea con el cuidado, lo que generaba limitaciones de tiempo y perturbaciones en los estudios.
3. Dificultades financieras:
- La pandemia provocó pérdidas de empleo e inestabilidad financiera para muchas familias. Esta tensión afectó desproporcionadamente a los hogares encabezados por una mujer y a las estudiantes de entornos de bajos ingresos. Los desafíos financieros les dificultaron pagar las matrículas, los materiales de estudio y otros gastos educativos, lo que obligó a algunos a abandonar o retrasar su educación.
4. Impacto en la salud mental:
- El aislamiento, la incertidumbre y el estrés inducidos por la pandemia afectaron la salud mental de todos los géneros. Sin embargo, las investigaciones indican que las estudiantes eran particularmente vulnerables a la ansiedad y la depresión. Los desafíos de salud mental pueden obstaculizar significativamente el rendimiento académico y la motivación.
5. Pérdida de sistemas de soporte:
- Los entornos escolares brindan a los estudiantes acceso a estructuras de apoyo como maestros, consejeros y compañeros. El cambio al aprendizaje remoto alteró estos sistemas, dejando a muchas estudiantes sintiéndose aisladas y sin orientación ni recursos.
6. Mayor riesgo de violencia de género:
- El cierre de escuelas y la movilidad restringida durante la pandemia aumentaron el riesgo de violencia de género, incluida la violencia doméstica y el abuso sexual. Este mayor miedo e inseguridad puede impedir que las niñas puedan centrarse en su educación.
7. Falta de modelos a seguir y mentores:
- La pandemia interrumpió las oportunidades que tenían las estudiantes de interactuar con educadoras y mentoras que sirven como modelos a seguir y brindan orientación. La falta de estas redes de apoyo puede obstaculizar sus aspiraciones y elecciones profesionales.
8. Interrupción profesional:
- La pandemia afectó a las oportunidades laborales, especialmente en sectores dominados por mujeres como la educación, la atención sanitaria y la hostelería. Esta incertidumbre sobre las perspectivas laborales futuras puede disuadir a las estudiantes de seguir una educación superior o determinadas carreras profesionales.
Para abordar la creciente brecha académica de género se requieren estrategias integrales que reconozcan los desafíos específicos que enfrentan las estudiantes y brinden apoyo personalizado. Esto incluye políticas que garanticen la igualdad de acceso a la tecnología y los recursos, aborden las responsabilidades de cuidado, ofrezcan apoyo a la salud mental y combatan la violencia de género. Sólo mediante esfuerzos concertados para abordar estas disparidades podremos crear un sistema educativo más equitativo que empodere a todos los estudiantes, independientemente de su género.