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    A medida que los distritos comerciales evolucionan después de la pandemia, la reutilización de espacios antiguos o vacíos debería estar en la mesa de dibujo.

    Crédito:Unsplash/CC0 Dominio público

    La pandemia de COVID-19 y los patrones de trabajo híbridos que fomentó han cambiado la forma en que pensamos sobre el espacio de oficinas y los distritos comerciales centrales en general. Si bien los temores a los "pueblos fantasma" de los centros urbanos pueden haber sido prematuros, muchas ciudades alrededor del mundo aún enfrentan dilemas sobre cuál es la mejor manera de adaptarse.



    Nueva Zelanda también siente esta presión. Las tasas de desocupación de oficinas, aunque disminuyeron ligeramente, se han mantenido por encima del 12%. Al mismo tiempo, existe una demanda de espacios modernos y de alta calidad que se adapten a nuevos modelos de trabajo y colaboración.

    Este no es un fenómeno completamente nuevo. A lo largo de la historia, las ciudades y los edificios se han diseñado teniendo en cuenta funciones específicas. Sin embargo, a medida que cambian las necesidades ambientales y sociales, estos diseños luchan por satisfacer las demandas contemporáneas.

    Entonces, ¿qué se puede hacer con los edificios vacíos y los pisos sin alquilar esparcidos por las ciudades de todo el mundo? En nuestro nuevo libro, "Exaptación arquitectónica:cuando la función sigue a la forma", examinamos el proceso mediante el cual las estructuras o características existentes se reimaginan y reutilizan.

    En arquitectura, el concepto de "exaptación" se refiere a esa adaptación de edificios y estructuras a nuevos usos. Está adquiriendo cada vez más relevancia como respuesta transformadora al desarrollo urbano sostenible y resiliente.

    Los beneficios de adaptarse

    La exaptación en arquitectura requiere que veamos los entornos construidos no solo como espacios físicos, sino como sistemas vivos complejos que pueden adaptarse y transformarse.

    Reutilizar y reutilizar estructuras existentes también ayuda a reducir el desperdicio de CO2. emisiones y el uso de energía, apoyando un crecimiento urbano más sostenible. Al mismo tiempo, al reutilizar en lugar de reconstruir, se preserva el tejido histórico y cultural de las ciudades, así como el sentido de identidad de sus habitantes.

    Un ejemplo famoso es Venecia, que ha adaptado continuamente sus estructuras históricas para satisfacer las necesidades modernas, manteniendo al mismo tiempo su carácter único.

    Venecia, a veces vista como una reliquia estática del pasado, es en realidad un ejemplo dinámico de cómo pueden evolucionar los espacios urbanos. La capacidad de la ciudad para reutilizar espacios y estructuras (convirtiendo palacios en museos o edificios residenciales en hoteles boutique) demuestra la exaptación arquitectónica en la práctica.

    El Highline de Nueva York es otro buen ejemplo. En lugar de demoler un antiguo ferrocarril elevado, se reutilizó como pasarela peatonal, convirtiéndose ahora en un espacio público icónico.

    La vida social de las ciudades

    La noción y aplicación de la exaptación arquitectónica también tiene profundas implicaciones para la forma en que abordamos la planificación y el desarrollo urbano. En particular, desafía el pensamiento lineal y los modelos de crecimiento convencionales detrás de la construcción de nuevas estructuras.

    Fomentar la reutilización creativa de las estructuras existentes no solo reduce el uso de recursos, sino que también incorpora una capa de historia y cultura que enriquece la experiencia urbana.

    El concepto va más allá de lo físico para abarcar las dimensiones sociales y culturales de la vida de la ciudad. Al fomentar entornos construidos que se adapten a las necesidades de sus comunidades, las ciudades pueden volverse más inclusivas y receptivas a las necesidades de sus habitantes.

    Esto también se alinea con la idea de la "ciudad de 15 minutos", que tiene como objetivo satisfacer las necesidades diarias de los residentes en un corto paseo a pie o en bicicleta, no muy diferente de una ciudad o pueblo medieval, en ese sentido.

    Un cambio de paradigma

    Por supuesto, la implementación plantea desafíos económicos y logísticos, incluida la capacidad estructural. Algunos edificios más antiguos pueden requerir mejoras para cumplir con los estándares requeridos para la nueva función prevista.

    Los códigos y regulaciones de construcción en algunos lugares son complejos y es posible que no siempre se ajusten a la reutilización prevista. Además, dependiendo de los requisitos de infraestructura para el uso del nuevo edificio (sistemas de energía, plomería, calefacción y ventilación), pueden ser necesarias mejoras y trabajos de compatibilidad.

    En algunos edificios patrimoniales, la sensibilidad del arquitecto a la hora de equilibrar la conservación y la modernización se convierte en un factor clave. Y a veces es simplemente más barato construir desde cero que adaptarlo.

    Pero el principal desafío es aún más profundo:fomentar un cambio de paradigma desde un modelo de desarrollo convencional hacia uno más sostenible.

    Para lograrlo, será necesario ajustar los códigos y regulaciones de construcción para que sean más flexibles. Los paquetes de estímulo económico y los incentivos financieros y fiscales respaldarán cualquier cambio real hacia un nuevo enfoque.

    De Venecia a Auckland

    No es necesario que una ciudad sea tan antigua y única como Venecia para que esto funcione. Tomemos como ejemplo Auckland, donde se podría aplicar una exaptación arquitectónica para transformar su moribundo centro de un CBD "dormitorio" en un recinto vibrante y animado.

    Los edificios históricos restantes de Auckland tienen potencial para la reutilización adaptativa y la incorporación de las artes y la cultura en los espacios cotidianos. Esto fomentaría un entorno más dinámico, incluso fuera del horario comercial. El distrito de Britomart es un buen ejemplo de que esto ya está sucediendo.

    Más que eso, dados los desafíos que presenta el cambio climático, la exaptación arquitectónica proporciona un plan para hacer que las ciudades sean más resilientes, sostenibles y flexibles. Esto va más allá de la teoría arquitectónica y es un llamado a la acción. Insta a arquitectos, planificadores y habitantes de las ciudades a repensar el papel del entorno construido.

    Al aprender de las estrategias de adaptación del pasado, podemos forjar un futuro en el que nuestras ciudades no solo sean sostenibles, sino también centros de vida humana vibrantes y culturalmente ricos.

    Proporcionado por The Conversation

    Este artículo se vuelve a publicar desde The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lea el artículo original.




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