El equipo de investigación presentó a los sujetos de prueba pollo que había sido alimentado, por ejemplo, con algas espirulina. Crédito:Dra. Brianne Altmann El equipo de investigación presentó a los sujetos de prueba pollo que había sido alimentado, por ejemplo, con algas espirulina. Crédito:Brianne Altmann
A pesar de los cambios hacia dietas veganas y vegetarianas en las culturas occidentales, persiste la demanda de proteína animal. Se requieren fuentes alternativas de proteínas para nutrir a la creciente población mundial sin comprometer la sostenibilidad. Investigadores de la Universidad de Göttingen y la Universidad de Alberta, Edmonton, Canadá, investigaron las preferencias de los consumidores por fuentes alternativas de proteínas. Específicamente, los investigadores observaron el efecto de la información sobre algas e insectos en la cadena alimentaria. Los resultados se publicaron en la revista Política alimentaria.
Los investigadores fotografiaron pechugas de pollo de animales alimentados con espirulina o harina de insectos y renderizaron las fotos para imitar productos listos para el mercado. Los productos de pechuga de pollo se etiquetaron con afirmaciones de salud o sostenibilidad para comprender mejor la motivación de preferencia del consumidor por fuentes alternativas de proteínas. Luego, dos grupos de encuestados (alrededor de 1000) completaron un cuestionario en línea en el que se les mostraron dos productos de pechuga de pollo diferentes y se les preguntó cuál comprarían.
Un grupo recibió la información disponible en el paquete, como el etiquetado y el precio. El otro grupo recibió información adicional sobre las fuentes, que también se identificaron en cada producto. La información sobre las fuentes de proteínas resultó ser un factor importante para influir en las preferencias de los consumidores. Debido a que la espirulina altera drásticamente el color del producto final, es necesario brindar información para que estos productos sean comercializables para los consumidores.
Sorprendentemente, a los encuestados les gustó más la pechuga de pollo criada con harina de insectos. Sin embargo, cuando se identificó la fuente, solo los consumidores motivados por la sostenibilidad continuaron prefiriendo las fuentes de insectos. "Por lo tanto, la incorporación de insectos en los alimentos para aves de corral debe realizarse con total transparencia para el consumidor final y los alimentos deben etiquetarse para evitar futuras reacciones negativas o desconfianza", explica la Dra. Brianne Altmann, investigadora principal. "Sin embargo, la mayor exposición a través de la disponibilidad de estos productos en el mercado probablemente aumentará su aceptación".
Aunque la espirulina tiene un historial de consumo en algunas culturas, actualmente se cultiva como suplemento para la salud y sigue siendo mucho más cara que la harina de soja. Los insectos, por otro lado, han sido certificados recientemente para su uso en alimentos para aves de corral en la Unión Europea. "Un inconveniente de la legislación actual que dificulta la sostenibilidad es que los insectos para alimentación deben criarse en fuentes de alimentos certificadas, lo que pone a la cría de insectos en competencia directa con la cría de otras aves y ganado", dice Altmann. "Para aumentar la aceptación y la sostenibilidad de las fuentes alternativas de proteínas, se necesitan con urgencia avances en la producción, como el crecimiento en escala y la incorporación de productos de desecho".