Sepulcro megalítico del Alto de la Huesera (País Vasco, norte de España), uno de los sitios analizados en el estudio. Crédito:Javier Ordoño
Un equipo de investigadores del Reino Unido, Bélgica y España han encontrado evidencia de que dos grupos de personas en la Europa neolítica tardía que viven aproximadamente 5, Hace 500 años pertenecía a dos comunidades distintas. En su artículo publicado en la revista Avances de la ciencia , el grupo describe su estudio de isótopos de dos sitios de enterramiento y lo que encontraron.
Muchos años atrás, Los científicos que estudian los restos de dos grupos de personas del Neolítico tardío que viven entre cuatro y seis kilómetros uno del otro en lo que ahora es la región de Rioja Alavesa en España concluyeron que los dos grupos eran en realidad un solo grupo; sugirieron que la distancia entre los dos grupos era debido al estatus y la riqueza. Los investigadores habían llegado a esta conclusión debido a la forma en que los dos grupos enterraron a sus muertos. Los que vivían en las estribaciones usaban cuevas. Los del valle crearon tumbas megalíticas. En este nuevo esfuerzo, los investigadores encontraron evidencia que sugiere que los dos grupos eran en realidad comunidades separadas.
El nuevo trabajo consistió en estudiar los molares de 27 adultos que habían sido enterrados en las cuevas y tumbas, o más específicamente, los isótopos que contenían. Dientes, a diferencia de los huesos, no cambie sus señales isotópicas a medida que una persona envejece. Eso permite rastrear el estilo de vida de la persona en estudio, particularmente los alimentos que comían.
Los investigadores encontraron varias diferencias en la dieta:las personas enterradas en las tumbas megalíticas comían más plantas que las enterradas en las cuevas, particularmente cuando eran niños. En cambio, los de las colinas comieron más carne. Los que vivían en el valle también tenían más caries debido a una dieta más rica en carbohidratos. También, los niños que habían crecido en la comunidad de la cueva tenían más calcio en los dientes, sugiriendo que fueron destetados a una edad posterior. Tomados en conjunto, la evidencia sugiere que las personas en los grupos vivían separados durante la mayor parte, si no toda su vida, haciéndolos entidades separadas. Los investigadores sugieren que la proximidad probablemente significó que las personas de las dos comunidades interactuaran regularmente, incluso sexualmente. También señalan que era probable que se produjeran encuentros violentos ocasionales, también, pero no lo suficiente como para justificar la construcción de barreras protectoras.
Autor principal, Dra. Teresa Fernández-Crespo, carga de muestras de colágeno en un espectrómetro de masas para el análisis de isótopos. Crédito:Javier Ordoño
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